Luego de varios meses sumergida en la soltería decidí volver entrar al ruedo de las citas. El pensar en conocer a alguien completamente nuevo a mi circulo social y dejarme encantar me tenia completamente eufórica.
Honestamente no fue mucho lo que dure en la búsqueda posiblemente unas cuantas semanas y ya tenia a un pretendiente llamándome al celular y enviándome mensajes a mi cuenta de Messenger -Si! En aquel entonces no era MSN, ni mucho menos MSN Live-. ¿Su nombre? Leonith, ¿Edad? Honestamente no recuerdo, pero podría calcularle que para ese momento tenia unos 25 años, ¿Ocupación? Retirado del Ejercito Nacional y recién llegado a la ciudad, provenía de Bucaramanga y vino con la esperanza de encontrar mejor futuro laboral al lado de su hermano mayor, quien ya llevaba algunos meses residiendo con su familia en este pueblo grande.
A simple vista Leonith no era precisamente de mi tipo, empezando por el hecho de que es sumamente delgado -honestamente ese factor me desalienta muchísimo en cualquier hombre-. Su altura esta dentro del promedio del hombre colombiano, tez clara, cabello liso negro, labios delgados y una mirada exquisita con un par de bellos ojos verdes que la adornan. Ademas de su físico tenia rasgos vivenciales muy pero MUY parecidos a mi antigua pareja -que me hicieron sentir escepticismo en mas de una ocasión , exceptuando el hecho de que este chico proviene de una familia bastante humilde y difícilmente había llegado a la media secundaria, sin fortuna de terminarla.
A pesar de todo le di la oportunidad, salimos en un par de ocasiones, voluntariamente quiso conocer mi casa y mi familia. Sorprendentemente logro crear una afinidad con mi abuela materna y admito que eso es algo complicado de hacer. En cuestión de material romántico puedo decir que siempre fue muy corto, muy limitado...Uno que otro beso en la calle, alguna que otra caricia en privado, pocas palabras de afecto y viéndolo desde una perspectiva mas madura, intentaba retribuir esos puntos negativos con la "cualidad" de la sumisión: a todo lo que yo quería o dijese, el lo asentía -detesto esta actitud-.
Ya al cabo de una pocas semanas, lo inevitable sucedió: la relación se dio por terminada, luego de que al yo negarme rotundamente a ir a un hotel con el y pasar todo el día encamados, se perdiera de la faz de la tierra por 2 meses. La verdad esto poco me afecto, mas bien diría que me indigno y aun mas cuando después de haberse esfumado, sin siquiera llamar una sola vez, regresa como si nada a pensar que nuestra relación seguiria tal cual como venia. Como quien dice, el chico creyó que el asunto era tan sencillo como pausar un videojuego, salir de compras, regresar a casa y seguir por donde lo había dejado anteriormente.
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